Sociales

Pestañas

Abanderada 2010 * Mirian Clemente Pérez.


[*Sultanía, Moro Almoradí, * Capitanía,  Piratas Almogávares].

Mirian Clemente Pérez. 


Y YA VAN DIEZ…
Casi me parece mentira que ya haya pasado un año, pues si comienzo a pensar diez años atrás, todavía me es más increíble. Los Beréberes Tuareg cumplimos diez años, diez años que han pasado como un suspiro. Atrás quedan ya los ensayos en la petanca o la simple incertidumbre de cómo saldría todo. Yo no soy fundadora de esta comparsa, pero pude vivir aquel primer año como una de ellos, es más, nunca olvidaré los primeros trajes de los Tuareg de Almoradí, aquellos insuperables trajes verdes y dorados que pesaban más de 20 kilos sobre nuestros hombros.
Durante todo este tiempo, hemos tenido momentos buenos y no tan buenos, he de reconocer, pero siempre quedan los muy buenos en la memoria, anécdotas que marcarán un antes y un después en la comparsa, como aquel año que incluso tuvimos camareros con su uniforme y todo, o el robo de una misteriosa espuma que volaba por los aires. La realidad es que, si hay una razón de peso por la cual sigo año tras año disfrutando de estas fiestas, es por la del desfile, sea como sea el traje que toque llevar, y los que me conocen, lo saben.
Cuando ya el sol casi se ha ido, empiezan las correndillas, vístete, corre hasta la kábila, recoge a la abanderada y llegas al final de la calle Mayor.
 Ya se oyen los tambores resonar, todavía quedan un par de comparsas por salir antes que nosotros, pero el corazón empieza a acelerarse cada vez más. De hecho, yo siempre pienso: “¿quién me mandará a mi meterme en esto?” y es que los nervios me pueden siempre durante esa última hora antes de empezar el desfile. Entonces empiezo a oír frases del tipo: ¡¡no han llegado los chiquillos jóvenes todavía, en la fila de mujeres faltan tres por llegar, dónde están los mixtos, Alejandro y el Luis tampoco han llegado, avisar a los que están bebiendo golpes en el Fina!! Hago oídos sordos como se suele decir. Cuando vuelvo a darme cuenta, estamos todos formados y empezamos a andar. Cogemos el paso por fin, y andamos hacia el Teatro Cortés, que se ve a lo lejos. Marcha el desfile y empiezas a ver caras conocidas que aplauden año tras año, y que te sonríen y repiten lo guapa que vas pese a que ese año no vayas muy favorecida. Mis nervios empiezan a desaparecer poco a poco. Entonces llegamos al paseo, las luces se hacen más intensas, la multitud aplaude sin parar, los extranjeros te sonríen y te miran como si nunca hubieran visto nada parecido… En ese momento nada más soy capaz de disfrutar, y es cuando recuerdo por qué me meto en esto siempre, desde que tenía cuatro años. Miro hacia el teatro y me doy cuenta de que está demasiado cerca, que en pocos minutos no volveré a disfrutarlo hasta dentro de otro año entero (si tengo suerte). Cuando voy a darme cuanta otra vez, ya hemos llegado, allí estamos los Tuareg esperándonos unas filás a otras, aplaudiéndonos, riéndonos, sin aliento y bebiendo agua. En este instante, es cuando te acuerdas de lo lejos que vives, pero no importa. Enseguida nos vamos que nuestra cenica nos espera. Así ya llevamos diez años.
Quisiera recordar a nuestras nueve abanderadas anteriores, a nuestros cuatro sultanes y sus respectivos infantiles, nuestros dos embajadores y nuestros dos embajadores del barril. De momento tenemos poca historia, pero intentaremos mejorar año tras año, para pasárnoslo bien ante todas las cosas y seguir haciendo crecer estas fiestas por lo menos diez años más.
Aprovecho, además, para felicitar a los Piratas y en especial a nuestros vecinos y amigos del Moro Almoradí por su Capitanía y Sultanía respectivamente, así como al Embajador del Melón y su séquito de “Cherros”.
                                                                                                 Rosa M.ª López
[Extraído del libro de fiestas]

Publicaciones más Visitadas